Cotidianamente, el concepto de falla estructural es incomprendido, ya que algunos lo consideran como un daño catastrófico en las edificaciones, mientras que para otros, cualquier grieta o fisura califica como falla estructural.
Esta incomprensión ha provocado que muchos pierdan la cabeza al confundir fallas estructurales con las no estructurales, preocupándose en demasía por el estado estructural de su hogar.
A pesar de la falta de compresión, identificar fallas estructurales no es complicado, una vez se tiene una idea clara de su definición y sus tipos, la actividad se vuelve sencilla, puesto que todo se basa en la observación.
Qué es una falla estructural
Una falla estructural es un mal comportamiento o disfuncionalidad en los elementos de un sistema estructural, como por ejemplo, en columnas, vigas, losas, cimentaciones y muros (no divisorios).
En el argot, las fallas estructurales son conocidas como patologías, y estas no necesariamente implican el colapso de un elemento estructural, sino que conllevan un debilitamiento que puede aumentar de magnitud, hasta el punto de atentar contra la integridad de las estructuras.
Tipos de fallas estructurales
Los tipos de fallas estructurales son abundantes, ya que la clasificación se puede amoldar a diferentes marcos de referencia. Por ejemplo, Camilo José Alcalá Sánchez, comenta que las fallas pueden ser clasificadas según el mecanismo de la falla o según la causa.
La clasificación más fundamental de los tipos de fallas estructurales es la dada según el mecanismo, ya que expone la forma en la cual las diversas causas producen un efecto particular en el elemento estructural.
Según el mecanismo, se distinguen las siguientes fallas estructurales:
Fallas por deformación elástica excesiva
Este tipo de falla estructural está estrechamente vinculado con el funcionamiento de la estructura, porque ya sea por las cargas de uso, por su propio peso o por las condiciones ambientales, las presiones que provocan estas fuerzas ocasionan que el material constructivo se deforme.
La deformación es un proceso natural que todo material constructivo presenta, y que es revertido, hasta cierto punto, por la elasticidad del material, permitiendo que regrese a su estado inicial. Sin embargo, si la deformación alcanza un valor crítico en un periodo corto de tiempo, el regreso al estado inicial puede ser abrupto, generando vibraciones o desplazamientos en la estructura.
Las vibraciones o desplazamientos por la deformación elástica excesiva producen un desgaste en los elementos estructurales, que termina por manifestarse como roturas, grietas, etc.
Fallas por deformación permanente
En este caso, la falla estructural es producida debido a que la fuerza a la que está sometida cierta área del elemento impide que el material regrese a su estado inicial, anulando su propiedad elástica, por lo que la deformación progresa paulatinamente.
Incluso, si la fuerza por unidad de área desaparece, la deformación se conservará, deteriorando tanto la funcionalidad como la estética de la estructura.
Fallas por separación parcial
En este tipo de falla el elemento estructural padece de cierto distanciamiento interno entre sus partículas, anulando la cohesión y la regularidad inicial. Los ejemplos más representativos de estas fallas estructurales son las fisuras y las grietas.
Las fisuras son fallas estructurales inevitables en materiales como el hormigón armado, debido a la pérdida de agua durante el endurecimiento del material. Y pese a que la separación es milimétrica, con el transcurrir del tiempo puede convertirse en una abertura más ancha y de mayor profundidad, exponiendo el acero de refuerzo al ambiente y provocando su corrosión.
Fallas por separación total
De todos los tipos de fallas esta es la más perjudicial, ya que implica la desconexión entre elementos estructurales lo que conduce al colapso de la mayor parte, o la totalidad, de la estructura.
A diferencia de los otros tipos, la falla por separación total puede ser detonada por un amplio conjunto de causas; desde explosiones hasta sismos.
Fallas estructurales más comunes en el hogar
En el entorno hogareño, las personas están habituadas a observar grietas y fisuras, ya sean en paredes, suelos, techos, etc., encontrándose tentadas a llamarlas automáticamente fallas estructurales, cuando en realidad solo cierto porcentaje merece ser llamado así. Incluso, fisuras y grietas son consideradas incorrectamente palabras sinónimo.
Las fisuras y grietas son fallas estructurales cuando estas se encuentran afectando elementos estructurales, es decir, a columnas, vigas, losas, muros y cimentaciones. Por ejemplo, cuando alguna de estas aberturas se manifiesta en paredes divisorias, son fallas no estructurales, ya que este elemento no participa en el sistema estructural.
Fisuras
Las fisuras son aberturas diminutas que fracturan la parte superficial de los elementos estructurales, desarrollando espesores que no superan los 3 milímetros.
Como se mencionó anteriormente, esta es una falla inherente en los materiales susceptibles a los cambios de humedad, sien el hormigón el ejemplo más representativo.
Sin embargo, las fisuras tienen un impacto negativo es inocuo en sus etapas iniciales de desarrollo.
Grietas
A diferencia de las fisuras, las grietas son aberturas que afectan tanto la superficie del elemento estructural como su interior, desarrollándose como fracturas alargadas, anchas y profundas. Por lo tanto, son lesiones mecánicas con graves efectos negativos para la estructura.
Las grietas poseen espesores superiores a los 3mm, y pueden llegar a tener anchos mayores de 5mm.
Movimientos diferenciales
Los movimientos diferenciales son desplazamientos tanto verticales como horizontales entre elementos estructurales, por lo que el sistema estructural pierde regularidad y estabilidad producto de la desalineación entre elementos.
Los movimientos diferenciales producen acumulaciones de tensiones por efecto del cambio de posición de los elementos estructurales, lo cual conduce al agrietamiento.
Estas fallas estructurales son causadas por deficiencias constructivas de los cimientos, inestabilidad en los estratos del suelo natural, filtraciones, entre otros factores.
Identificación y detección de fallas estructurales
La identificación de fallas estructurales es una actividad que se reduce a la observación minuciosa de la edificación, enfocando la visión en las columnas, vigas, muros, losas, entre otros. No obstante, para poder detectar eficientemente las fallas estructurales es preciso examinar tanto el interior como el exterior del hogar.
Con la examinación externa es posible verificar la inclinación de la edificación, aunque tosca y aproximadamente. También, permite detectar grietas en las secciones de los elementos estructurales de las fachadas y movimientos diferenciales pronunciados (asentamientos; hundimientos) de la edificación.
La examinación interna cumple un rol más relevante, al encargarse de verificar el estado de la mayor parte del sistema estructural, en busca de posibles grietas en vigas, columnas, losas y muros; deben ser observadas tanto individual como colectivamente (uniones estructurales viga-columna, por ejemplo).
Ambas examinaciones pueden ser complementadas mediante una evaluación técnica, pero para poder ejecutarla es necesaria la asistencia de ingenieros. Ya que para completar la examinación se requiere de mediciones y cálculos, con la finalidad de determinar cuantitativamente el estado de la estructura y así poder trazar el plan de reparación, mantenimiento o restauración.